¿Cómo el cerebro aprende, recuerda y olvida? Conferencia de IGNACIO MORGADO
En las pasadas ‘Jornadas de psicología educativa, neurociencias y emoción’, Ignacio Morgado además de proporcionarnos interesantes consejos para las madres y los padres (como os contábamos en este blog la semana pasada), dedicó un espacio también a los profesores y maestros.
Basándose en su conocimiento sobre el cerebro y los procesos tanto de aprendizaje como de memorización, además de la implicación de las emociones en todo ello, explicó algunas ideas muy útiles para poner en práctica en las aulas:
– Empezar por lo que más motive, pues eso hace que se ponga más atención y, por lo tanto, se consiga un mayor aprendizaje.
– Dirigir el aprendizaje con preguntas, es decir, encadenar preguntas y respuestas que lleven al alumno a encontrar una conclusión, su conclusión. De esta manera, no sólo se consigue un mayor aprendizaje, sino que además se genera autonomía y aumenta la memoria a largo plazo.
– Entrenar en memoria de trabajo, es decir, ejercitar el razonamiento a través de las matemáticas o la filosofía con, por ejemplo, dilemas morales que los alumnos/as tengan que resolver.
– Practicar sistemáticamente el recuerdo y la reconstrucción de lo aprendido. Es decir, ejercitar el aprendizaje activo, haciendo a los chicos/as que expliquen lo que han leído, aprendido o memorizado. Una forma práctica que Morgado expuso sería, por ejemplo, estudiar un texto durante 30 minutos y después preguntar qué recuerda, no con ánimo de evaluar sino más bien para recapitular y ver qué necesita reforzar de nuevo.
– Procurar la inmersión frecuente de los niños/as en múltiples lenguas, especialmente en la temprana infancia. Incluyendo la música como un modo más de lenguaje.
– Fomentar y motivar el amor por la lectura, considerando ésta «el mejor gimnasio» para el cerebro.
– Usar más el formato oral para los exámenes. No tanto por el examen en sí, sino por la forma de aprendizaje que exige. Esta forma de evaluar supone que el alumno/a necesite comprender el contenido de lo que aprende, para poder explicarlo. Evitando de este modo la memorización y posterior «expulsión», sin retención alguna.
¿Os animáis a ponerlos en marcha?
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