«¿Qué, no te vas de vacaciones este año…?» se oye en cualquier conversación en estos días. Y es que, cuando llega julio y agosto, la mayoría de nosotros está ya pensando únicamente en sus vacaciones. Lo cual no es nada raro, teniendo en cuenta que vivimos inmersos en una rutina tanto laboral como personal que nos exige ser productivos, eficientes, cumplir con objetivos y fechas, ser correctos, proactivos, responsables…y un largo etcétera.
Tanto es así, que hasta las vacaciones se convierten en un tema de tensión, competencia y estrés. Nos preocupa ir a un sitio sorprendente, encontrar la mejor oferta de vuelos y alojamiento y visitar todo aquello que nos dijo nuestro compañero de trabajo que era imprescindible. Es más, si pudiéramos incluso encontrar algún lugar recóndito donde parece que muy pocos han llegado, aún sería mayor nuestro éxito. Incluso, el que no puede irse muy lejos porque su presupuesto no le permite tanto, o tiene costumbre de ir a su pueblo, parece que tiene que avergonzarse o por el contrario, reivindicar que sus vacaciones «también molan». Y lo que ocurre es que con la inercia de esta sociedad nuestra, se nos olvida lo más importante: las vacaciones no son para conseguir éxito, son para DESCANSAR.
Todos, sin excepción, necesitamos desconectar unos días de la rutina, las tareas, las responsabilidades y las exigencias, porque todo ello nos provoca tensión, ansiedad y estrés; o lo que es lo mismo, elevadas cantidades de cortisol en nuestro organismo. Descansar y relajarse provoca la liberación de endorfinas, que son unas sustancias que produce nuestro cuerpo para atenuar el dolor y producir una sensación de bienestar. Es por ello que las endorfinas son conocidas también como hormonas de la felicidad.
Es más, descansar supone desbloquear la mente proporcionando mayor espacio para la creatividad y facilitando la posterior toma de decisiones o generación de ideas, que mejorarán claramente nuestro rendimiento. Lo que de cara a nuestro trabajo o rutina en general, será muy beneficioso.
Por lo tanto, lo importante a la hora de elegir nuestras vacaciones no es tanto el lugar donde ir como el asegurarse que tendrás el tiempo suficiente para desconectar y descansar. Por ello, me voy a permitir darte algunos consejos para asegurarnos que tus vacaciones son realmente UNAS VACACIONES.
- Deja todas tus «responsabilidades» en orden y bien cerradas, para que no surjan imprevistos y te interrumpan en tu descanso.
- No llenes tu agenda de cosas o lugares que visitar. Más cantidad no es sinónimo de calidad y sí de estrés y más cansancio.
- Da espacio a la flexibilidad y la improvisación, eso te ayudará a soltar sin el desgaste que supone la necesidad de tener todo bajo control.
- ¡Fuera horarios! Ni para levantarse, ni para acostarse. Se trata de que tu cuerpo duerma y descanse lo que necesita, habrá días que más y habrá días que menos, pero que decida él.
- Trata de hacer actividades distintas, fuera de lo habitual. No hace falta que sea nada especial, simplemente se trata de que desconectes y aproveches para hacer aquello para lo que nunca encuentras tiempo. No conviertas tus vacaciones en otra rutina: prueba cosas nuevas.
Y si consigues cumplir con al menos cuatro de estos consejos, te aseguro que vayas donde vayas, este año serán «las vacaciones de tu vida». ¡Feliz descanso!
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